El grupo que siguió a Jesús con entusiasmo antes de su muerte creyó firmemente en su Resurrección. La experiencia de las apariciones tuvieron en ellos tal fuerza que les hizo cambiar y reorganizar su vida en la manera de ver a Jesús, y que ahora surge ante sus ojos: Jesús, el Señor Resucitado.
Este hecho histórico que supone el cambio operado en el grupo que siguió a Jesús es lo que fundamenta nuestra fe en el hecho real de su Resurrección; y, por ello, nuestra fe tiene su origen en la fe de los apóstoles.
En la Resurrección de Jesús tenemos ahora el poder y la fuerza para vencer el mal y escapar de la muerte, pues en su resurrección hemos resucitado todos.
La Resurrección, pues, nos urge a trabajar como comunidad cristiana por la justicia y el amor, y por la salud de todos en este tiempo de pandemia. Nos anima a la aceptación de la cruz, no como destructiva, sino como creadora de salvación y como camino de resurrección. Nuestra fe en la Resurrección nos urge a luchar permanentemente contra la enfermedad, contra el dolor y contra todo tipo de mal en clave de superación y esperanza.
¡Feliz Domingo de Resurrección!
N.P.D. Francisco de Llanos
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