REFLEXIÓN DE LA JORNADA MUNDIAL DE LOS POBRES
El año litúrgico toca a su fin, y en éste último trimestre hemos celebrado la Jornada Mundial del migrante y refugiado, el Día de las personas sin hogar, la Jornada Mundial por un trabajo decente y el Domingo Mundial de las misiones (Domund), y está semana concluimos con la Jornada Mundial de los Pobres.
Hoy día sabemos que en las zonas más desarrolladas del mundo, se está menos dispuesto a enfrentarse a la pobreza. Como Iglesia y comunidad, tenemos que evangelizar, salir allí donde estén las personas en exclusión social, en sus casas, algunas infrahumanas, en los hospitales, residencias asistenciales, centros de refugio y acogida, en las calles y en los rincones más oscuros donde se esconden.
Tenemos que levantar la voz, y pedir encarecidamente a las instituciones el derecho que estas personas tienen a una vivienda digna, un trabajo decente, una formación y asistencia sanitaria para que puedan recuperar su dignidad.
Jesús nos dice " A los pobres los tenéis siempre con vosotros ". Ahora, reflexionemos.
- ¿Les abrimos nuestro corazón dejando a un lado las resistencias que nos atan a la seguridad?
-¿ Cambiamos de mentalidad, de pensamiento en relación con nuestra forma de dar, para acoger el reto compartir y participar?
-¿ Optamos por un estilo de vida más sencillo y austero, donde la vida nos hace menos dependientes de lo material y más libres para creer y confiar?
-¿ Nos abrimos a la Gracia de Dios para que el Espíritu transforme nuestro corazón, nuestra mente y nuestra acción?
La reflexión podemos hacerla de forma personal, familiar o grupal. También podemos compartirla en el blogspot de la parroquia.
Cuidar el mundo que nos rodea y contiene, es cuidarnos a nosotros mismos, pero necesitamos constituirnos en un solo "nosotros" que habita la casa común.
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